Chile tiene un modelo de hídrico único en el mundo, basado en la privatización de las fuentes y la gestión de las aguas, que se heredó de la dictadura militar (1973-1990), fue profundizado en los gobiernos de la transición a la democracia y que se mantiene hasta nuestros días. En términos simples, la propiedad está concentrada en el sector industrial (agro-exportador, minería y energético) y muchos territorios del país ya se encuentran sin acceso suficiente y oportuno al agua, amenazando fuertemente el derecho humano al agua de las comunidades rurales…
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